Rufino Tamayo (25 de agosto de 1899 - 24 de junio de 1991). Destacado pintor mexicano, nació en Oaxaca, Oaxaca, México. Falleció en la Ciudad de México.
En la obra de Tamayo se refleja su fuerza racional, emocional, instintiva, física y erótica. Su producción expresa sus propios conceptos de México; nunca siguió la corriente de otros pintores mexicanos contemporáneos suyos cuya obra, identificada con diversas posturas políticas Tamayo no aceptó como propuesta: Diego Rivera, de abierta militancia comunista o trotskista y David Alfaro Siqueiros, comunista con posturas radicales, son ejemplo de aquello.
Muchas veces se ha criticado la postura político-ideológica de Tamayo sin embargo, decenas de documentos resguardados en importantes archivos públicos y privados de México, Estados Unidos y Europa lo muestran como a un artista identificado con el socialismo pero respetuoso de las particularidades del individuo.
Rufino Tamayo fue un artista siempre en búsqueda de nuevas técnicas. Junto con Lea Remba creó un nuevo tipo de técnica gráfica, conocida como mixografía; impresión sobre papel a la que se le añade profundidad y textura. Una de las mixografías más famosas de Tamayo es "Dos Personajes Atacados por Perros".
Sus pinturas y mixografías han sido expuestas en museos como The Philips Collection de Washington, DC y el Museo Guggenheim de Nueva York, Estados Unidos. En la Ciudad de México, el museo que tiene la colección más importante es el Museo de Arte Moderno en el Bosque de Chapultepec.
El museo que lleva su nombre Museo Tamayo Arte Contemporáneo está dedicado exclusivamente al arte contemporáneo y no expone su obra regularmente.
Fue Doctor Honoris Causa por la Universidad de Manila, en 1974; por la UNAM, en 1979; por la de Berkeley, en 1982; y por la Veracruzana, en 1991.
A los once años, Tamayo quedó huérfano de madre (Florentina Tamayo, era su nombre); pocos meses antes había fallecido su abuelo paterno, quien suplió la figura paterna, ya que el padre había abandonado el hogar hacia años. La familia materna protegió al niño y al poco tiempo, amparado por su tía Amalia, emprendió la aventura de dejar Oaxaca y trasladarse a la ciudad de México. Prácticamente Tamayo se había quedado solo. La imagen del padre (Manuel Arellanes), quien procreó varios hijos con diferentes mujeres, siempre lo contrarió. Esto explica el que, a tan corta edad, simbólicamente dispusiera que el padre también había muerto y, por decisión propia, Rufino del Carmen Arellanes Tamayo, en homenaje al recuerdo de la madre, pasó a ser Rufino Tamayo. En 1917, con su propia letra grande y clara, en su solicitud de ingreso a la Academia de San Carlos, el adolescente, comerciante de frutas y aspirante a pintor se reconfirmó como Rufino Tamayo. La voluntad y perseverancia de Tamayo se volcaron a comenzar su camino de artista, lo cual no le fue fácil: en San Carlos, los profesores lo consideraban un estudiante mediocre.
El profundo amor y arraigo a la vida que le significó la pintura le permitió establecer con ésta un compromiso indisoluble. En 1921 fue nombrado jefe del Departamento de Dibujo Etnográfico del Museo Nacional de Arqueología, donde comenzó a desarrollar un interés en el arte precolombino.
Tuvo su primera muestra individual en 1926, año en que viajó a Nueva York donde expuso en la Weyhe Gallery Rufino Tamayo: Painting, Watercolors, Drawings, and Woodcuts (Rufino Tamayo: pinturas, acuarelas, dibujos y grabados). Fue en Nueva York que comenzó a ser directamente influido por las obras que allí encontró de Matisse, Picasso y Braque, entre otros. De regreso en México, en 1928 fue profesor en la Escuela de Bellas Artes. Durante años, se desempeño como profesor de pintura en diversas escuelas de la Secretaría de Educación Pública.
Posteriormente residió catorce años en Estados Unidos, exponiendo y realizando diversos murales. También fue profesor en la Dalton School, donde fue maestro de Helen Frankenthaler.Se dio a conocer en Europa en la Bienal de Venecia de 1950.
Tras vivir en París, Tamayo retornó a México en 1960. En 1974 inauguró en la ciudad de Oaxaca el Museo Rufino Tamayo de arte Prehispánico, donando su enorme colección de arte prehispánico. En 1981, donó su colección de arte internacional a la nación, formando así el núcleo central de la colección del Museo Tamayo Arte Contemporáneo, en Ciudad de México.
Casado en 1934 con la pianista Olga Flores Zárate, el matrimonió duró hasta la muerte de él, mas no tuvieron hijos.
En la última entrevista que permitió a Miguel Ángel Avila, consideró que el no haber tenido hijos era una huella que había marcado profundamente su existencia, en su casa San Ángel pasó sus últimos tres años de su vida en la nostalgia de los hijos, buscó y compró el cuadro titulado "Niño", que era el busto en colores marrón de su primera época, pintado en su juventud, fue en esa época en que inició sus últimos trabajos, como el de La Familia, donde aparecen dos padres y un pequeño, cuadro que el entrevistador no sólo vio pintar, sino que colaboró con él, su último estudio en vida, fue tomado por el mismo periodista, una semana antes de su fallecimiento, pidió aparecer con su esposa Olga, y ella que siempre se mantuvo reticente en estos casos, aceptó posar con sus fieles acompañantes, dos perrillos que les fueron su única familia al final de su vida.
«Yo soy yo y mi circunstancia, pero si no la salvo a ella no me salvo yo», estableció Ortega y Gasset en Meditaciones del Quijote (1914); a partir de ese discernimiento desarrolló su filosofía. Leído en Latinoamérica con amplitud, Ortega y Gasset influyó grandemente en Tamayo, quien, desde joven y hasta el final de sus días, remarcó la importancia de percatarse de todo lo que gira en torno de la persona, así como comprometerse con el presente de lleno. Además de pintor notable, Tamayo observó gran compromiso social, lo que se confirma de distintas maneras: con los dos museos y los dos asilos que fundó en México; con muchas obras sociales realizadas en silencio; con la creación de la Bienal de pintura que lleva su nombre; con el apoyo a chicanos y mexicanos indocumentados en Los Ángeles. La lista es mucho más extensa y en cada uno de esos rubros está presente Olga Tamayo, su compañera. La vocación de servicio de ambos nació de su amor por México.
Víctima de bronconeumonía, Rufino Tamayo fue internado en el Instituto Nacional de Nutrición en Ciudad de México, donde después de caer en coma, falleció el 24 de junio de 1991. Sus restos fueron cremados y tras la muerte de su esposa en 1994, las cenizas de ambos fueron colocadas en un nicho del Museo Tamayo Arte Contemporáneo.
La obra de Tamayo evolucionó desde el uso de perspectiva lineal e influencias cubistas hasta desarrollar un estilo propio. Su trabajo goza de gran reconocimiento internacional y ha sido expuesto prácticamente en todo el orbe, incluyéndose en colecciones de museos con prestigio internacional. Sus murales también decoran los más diversos lugares como el edificio de la UNESCO en París.
El erotismo es un tema medular en la producción plástica de Rufino Tamayo, quien afirmaba que su obra no era erótica sino sensual, con lo que hacía alusión a la sofisticada comunicación espiritual que se funde entre quienes se atraen. Ponía énfasis al explicar que su obra no era erótica porque «el sexo puede ser mecánico y lo que yo busco —aclaraba—, es mostrar el sentimiento». Esto sin dejar de lado cuadros como el particularmente complejo "Desnudo blanco" (o "Desnudo en blanco") (1943) en el que la razón y los sentimientos se multiplican y revelan el celo íntimo de los dos personajes: una mujer en primer plano y atrás de ella una figura masculina difuminada; Eros y Tánatos desplegándose y penetrándose entre sí, como buscando ambos, trascender en el cuerpo que los contiene.
Conocida también es la entrañable relación que Tamayo tuvo hacia todo lo relacionado con el cosmos. A través de su obra queda de manifiesto cómo lo percibía: comunión de conocimiento, sensualidad, asombro e incluso temor ante lo desconocido. En gran cantidad de cuadros Tamayo plasmó elementos que hacen eco en aportaciones de la ciencia y la tecnología relacionadas con la exploración del Universo; son extensas las entrevistas en las que explicó su profunda expectativa sobre lo que sucedía en el cosmos. A veces, sus declaraciones fueron metafísicas: expandía su admiración por el espacio; en otras, hizo afirmaciones apuntaladas en hallazgos científicos que conjugaba con su forma de entender determinados hechos precisos. El discurso con que Tamayo ingresó al Colegio Nacional el 21 de mayo de 1991, aborda temas diversos que marcaron su vida. En alusión a cómo el ser humano debía volcarse al humanismo a fin de que los avances tecnológicos y científicos estén al servicio de la humanidad y no al contrario, manifestó: «Para mi, esta realidad ha sido clara desde el término de la Segunda Guerra Mundial, cuando se hizo evidente la urgencia de que los artistas reflexionáramos sobre las consecuencias de los cambios inherentes al inicio de una nueva era. El arte debe reflejar los cambios originados por la ciencia y el desarrollo tecnológico precisamente porque debe continuar su evolución y su evolución es la del hombre y sus problemas». Con aquella disertación, Rufino Tamayo, de 91 años y próximo a morir, plasmó una síntesis de la gran importancia que la ciencia y la tecnología tuvieron en su obra.
Bibliografía: Wikipedia
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