Biografía y Obras:
Nació en Caracas el 16 de Abril de 1954. Realizó estudios en el Instituto de Diseño Neumann y el Centro de Estudios Gráficos, CEGRA, Centro de Enseñanza Gráfica. Expone colectivamente desde 1977 y presenta su primera muestra individual en 1980, año en que fija su residencia en París. En sus primeras obras destacaba su virtuosismo como dibujante, luego irá integrando la pintura al óleo y acrílico, la acuarela y el grabado, las arquitecturas, reales o imaginarias ha sido el tema central de su obra.
Su nombre de pila es François aunque todos lo conocemos como Pancho Quilici, artista plástico, su padre Antoine Quilici, estudió Artes Decorativas; y su madre, Ellen Fratini, dirigía un taller de cerámica y exponía sus obras, reside en París desde 1980 y Se fue porque ganó una bolsa de trabajo otorgada por el anteriormente denominado Ministerio de la Cultura. Esta fue la época de los grandes salones en Venezuela y ya empezaba Quilici a destacarse como dibujante.
"Escogí París porque no me era extraña. Había hecho mis estudios en el Colegio Francia, hablaba el idioma, tenía 26 años. Era la época cuando en Venezuela se hacía mucho dibujo y tuve la suerte de encontrarme allá con Cecilia Ayala, dueña de la galería Minotauro, con quien estaba vinculado en Caracas. En París ella dirigía la sala Dragón y estaba muy ligada al arte".
Su vida personal también se desenvuelve en la Ciudad Luz. Allí nacieron sus hijos: Daniela, Mathieu y Paola. Ya son 29 años los que han transcurrido en Europa, donde ha desarrollado su arte. Allá el dibujo sobre papel dejó de ser lo primordial. No se ha desvinculado de Venezuela, lo que se evidencia en sus paisajes inspirados en las inmensas perspectivas del país.
"Cuando un artista va a otro lugar donde el arte es materia prioritaria, lo primero que debe hacer es empaparse de esa cultura. Para mí no fue difícil debido a esa formación francesa que había recibido. Los pocos viajes hechos a París me dejaron muy impresionado". Pero aclara que él es un producto netamente venezolano. "Todos los recuerdos más bellos los tengo después que salí del Colegio Francia hasta que me fui a París. Cosas que me marcaron para siempre".
No hace mucha referencia a los reconocimientos recibidos en el exterior. Sin embargo es necesario recordar que en 1983 se le otorgó el Gran premio en el XVIII Concurso Internacional de Arte Contemporáneo de Montecarlo.
La dualidad de sentimientos se verifican al recorrer su historial, ya que simultáneamente expone en Francia y Venezuela y ratifica: "mientras más pasa el tiempo más me aferro a los vínculos con mi país, que se concretizan en mis amigos. Después de tantos años en París no me siento francés, sigo siendo venezolano". Dualidad que desarrolla en la actividad creativa y en la del universo de los afectos. "Es muy lindo tener la posibilidad de vivir esos dos mundos. Es una suerte, ya que nos hace más universales".
"Para triunfar hay que tener suerte. No soy de los que elabora un plan. Las cosas han venido a mí porque trabajo mucho."
Las pinturas de Quilici invitan a la exploración, alentadas por los edificios incompletos, laberintos y formas geométricas semitransparentes y futurísticas que dominan la escena.
Esta combinación de paisaje y forma da origen a mundos cuyas implicaciones se extienden más allá de nuestro planeta. Quilici ha inventado un término para expresar la intención de esos microcosmos de su creación; los llama >, su propia combinación de las palabras griegas que significan universo y filosofía. Señalando una capa de pintura parcialmente oculta detrás de un velo de nilón semitransparente que contiene parte de una figura geométrica, Quilici comienza un recorrido guiado de una de sus creaciones. En la parte inferior de la obra, una superficie profusamente pintada que habrá de adquirir una forma reconocible representa el subconsciente humano. El paisaje rodea el terreno consciente, mientras que las figuras geométricas suspendidas sobre éste --a veces inscritas en capas de tela o plástico que literalmente lloran sobre la superficie de la obra-- existen en la esfera celestial de las ideas.
Su arte, dice, se propone representar el mundo interior, dar forma a conceptos abstractos como el tiempo. la herramienta que ha seleccionado para esta tarea es una línea simple.
Quilici se considera en primer lugar un dibujante. Irónicamente admite que sus pinturas son superficies creadas específicamente para poder dibujar sobre ellas. Cuando se dio cuenta de que la pintura era demasiado rugosa para dibujar comenzó a experimentar con velos de tela y plástico grabado que ahora son comunes en sus obras.
Blog de tipo educativo dedicado a los maestros del arte universal en sus multiples expresiones
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